Serán decenas los textos que hablaran del bicentenario, y seguramente muchos serán mas leídos o estarán mejor escritos que este, pero como lo importante no es el mejor sino pertenecer, encuentro en este texto mi forma de ser parte.
En los días previos a los festejos empecé a sentir una adrenalina extraña.Sentía que lo que venia era grande, y deliraba con cuan grande podía llegar a ser. La pensé como la gran fiesta de la patria pingüinista, pero antes que mi querido lector no pingüino se enoje dejo en claro ya mismo la idea que es eje de este texto, el festejo trascendió a los gobiernos.
Tuve la suerte de compartir junto a mi familia este momento tan raro, visite stands, comí , tome cerveza, saque fotos , filme videos, todo lo necesario para poder decir "yo estuve" y que nadie me pueda decir que no. Fue tan inmenso lo que sucedió que uno tiene que estar seguro de poder documentarlo para que nadie lo ponga en duda, entraría en crisis si alguien me dijese "es mentira, no estuviste en la plaza".
Muchos periodistas se preocuparon por intentar generar un clima de tensión entre "el pueblo oficialista" y "el pueblo opositor" presentándolos como si fuesen 2 pueblos diferentes y no perteneciesen a un conjunto mucho mas grande llamado Argentina. Claro está, hubo partidarios,hubo gente que coreo por Cristina, por Néstor, por el proyecto nacional, pero sobretodo hubo gente que aplaudió a un país, que por 4 días se olvido voluntaria o involuntariamente de los problemas aún por solucionar o de la cosas que no le gustan. Ese conjunto llamado Argentina, decidió festejar, y sobretodo festejarse.
Sería un error darle mas importancia de la que tiene al hecho de que Fort fue a la inauguración del teatro, y Cristina no. Como también a la ausencia de Cristina durante el desfile militar. En los libros de historia, esos que quizás alguno de nosotros escriba, y seguramente alguien dentro de 40 años revise a través de los documentos históricos,no solo los oficiales sino los que la ciudadanía tomo y puse al alcance de todos a través de la web, cuando eso pase y mis nietos estudien sobre el bicentenario, eso ocupará escasas lineas.
Será si un espacio de gran dicha y orgullo para muchos, leer que durante 4 días de mayo del 2010 millones de personas, dejaron de lado diferencias y se festejaron, y se reconocieron, como parte de un país, que durante sus segundos 100 años de historia, vivió muchas transformaciones y que esta reescribiendo su futuro.
En el 2110, momento que no voy a vivir, se recordarán los festejos del 2010 y seguramente quien gobierne este precioso y único país, tendrá en mente lo sucedido 100 años antes, para intentar darle al país la fiesta que se merece.
Una fiesta que debería ser continua, pero claro, la vida fuera de los festejos es un poco mas difícil, hay madres, novias, amigos, jefes, compañeros de laburo, y mucha gente mas que se esmera en querer cagarte la vida...siento que por mucho tiempo será difícil lograrlo...mi país espera eso de mi, que viva feliz y sin miedo .
1 comentario:
Una vez, en el teleférico que sube al Pao do Açúcar en Río de Janeiro, todos los brasileros que habían se pusieron a cantar y bailar espontáneamente "Cidade maravilhosa". Ese día pensé que si hubiera sido en Buenos Aires y a algún trasnochado se le daba por homenajear a esta ciudad, habría tenido que cantar un tristísimo "Mi Buenos Aires querido". Un concepto clarísimo.
Me puso triste entender eso de nosotros los argentinos.
Pues bien, este 25 de Mayo (y los días anteriores) nos demostramos a nosotros mismos que cuando queremos, tenemos la sangre tan caliente como el que más, y nos ganamos nuestro propio festejo.
Cumplimos 200 años a pesar de nosotros mismos. Si eso no es para festejar, yo no entiendo más nada.
Este 25 el pueblo habló, y dijo cosas inolvidables.
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